sábado, 24 de marzo de 2012

Soneto







Qué no diera yo por un beso tuyo
por tan siquiera un suave roce escaso
y apagar esta sed en que me abraso
del deseo en que al verte me recluyo?

Que no vivo encerrado en este trullo
por culpa del delito del fracaso
aunque nunca contigo me propaso
no hay beso por culpa de tu orgullo.

Qué no diera por tu beso de ocaso?
y acabar la condena que atribuyo
a que tu amor fué sólo un mal chanchullo.

Y por mi libertad tener a un paso
diera toda mi sangre de capullo,
que lo fuí, para el beso creerlo suyo.

Sentinel



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