la que su consigna fue impresa y sellada
en una vida que cumplió
con devoción, entrega, y grandes dosis de ilusión.
Yo, tu niña,
(la que tanto cuidabas)
evoco recuerdos de la infancia
mientras trazo sonrisas en tu cara,
hoy…
que, aún sin marcharte,
no te tengo,
sin marcharte,
te perdí
en una tarde de septiembre
(cuando ya el mes acababa)
la muerte vino a verte,
pero retrocedió, se rindió,
y un vértigo mortal recorrió mi cuerpo
y el fondo más oscuro de tu memoria se bloqueó.
Aunque ni hablarme puedas,
aunque no puedas siquiera caminar,
aunque tu mirada esté ausente,
te tengo aferrada a mis manos,
yo te devuelvo mi crianza, mamá
permanezco a tu vera.
La derrota no me gana.
Sé feliz, mamá:
la más bella flor de mi jardín.
Encarna..
Te quiero mamá...
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